Confesiones de la rosa
No te llamo pero te pienso
no te busco pero lo intento
Tan firme, tan incierto
te desconozco gélido
infame abulia te posee
frente a mi inocuidad anhelante de ti
Correría a abrazarte
con un silbido tuyo bastaría
en vez de eso solo conozco el silencio
el vacío y el despecho.
No me mires y sonrías
para luego convertirte en claro espacio
creación de mi.
D. Tejada
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